Según una investigación de Latinus, para la construcción del Tren Maya y el Aeropuerto Internacional de Tulum, el Ejército abrió 18 minas que abarcaron más de 474 hectáreas en la Península de Yucatán, provocando la pérdida de capas de suelo y biodiversidad geológica y forestal significativa.
El impacto ambiental de estas minas a cielo abierto, detallado en el estudio de impacto ambiental encargado por el Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos, Olmeca-Maya-Mexica (Gafsacomm) para el aeropuerto de Tulum, ha levantado preocupaciones entre organizaciones ambientalistas. Se señala que estas operaciones son altamente agresivas para el entorno natural, afectando negativamente áreas en municipios como Tulum, Solidaridad, Benito Juárez y Felipe Carrillo Puerto.
El documento revela que la Sedena, a través de Gafsacomm, planeaba extraer más de 10.8 millones de metros cúbicos de roca caliza, grava y arena para los proyectos del aeropuerto de Tulum y los tramos 5 norte, 6 y 7 del Tren Maya. Esto fue contratado a las empresas Equipos y Maquinarias del Sureste S.A. de C.V. y Explosivos Asturión S.A. de C.V. por un monto de 661 millones de pesos entre 2021 y 2023.
La falta de transparencia en la gestión de estas minas es una preocupación adicional, ya que la Sedena ha reservado información sobre el uso de explosivos y no ha proporcionado detalles claros sobre los permisos y trámites ambientales necesarios para estas operaciones. Los grupos ambientalistas han destacado el impacto devastador en la vida silvestre y la vegetación de la región, advirtiendo sobre la pérdida irreversible de hábitats naturales importantes.
En respuesta a las críticas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no pudo confirmar si la Sedena había cumplido con todos los requisitos ambientales antes de iniciar la explotación de estas minas.
Fuente: El Diario de Yucatán
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