Con el nombramiento oficial de Marcelo Ebrard Casaubón en la Secretaría de Economía (SE) del próximo gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, queda atrás la famosa declaración “no nos vamos a someter a esta señora”, que el ex canciller hizo el 6 de septiembre, tras conocerse los resultados de la encuesta que proclamó a Sheinbaum como ganadora en la interna de Morena para la candidatura presidencial.
Han pasado más de nueve meses desde que el político de 64 años rechazó esos resultados y amenazó con dejar Morena para postularse por otro partido. Durante este tiempo, Ebrard ha suavizado su postura hacia Sheinbaum, reconociendo su triunfo en noviembre de 2023 y negociando espacios para él y su grupo dentro de Morena. Aunque persisten las tensiones entre los seguidores de Sheinbaum y Ebrard, ambos reafirmaron su acuerdo de paz en la ceremonia donde Sheinbaum oficializó el nombramiento de Ebrard en la SE, encargándose de la aplicación del T-MEC.
“Estoy muy contenta de que Marcelo nos acompañe (...) estoy segura que es la mejor persona para que nos apoye y que juntos podamos desarrollar este proyecto de prosperidad compartida”, declaró Sheinbaum. Ebrard, por su parte, expresó: “es un honor y un privilegio estar aquí” y agradeció a Sheinbaum por su confianza.
Estas declaraciones marcan un nuevo capítulo en la relación tumultuosa entre Sheinbaum y Ebrard, que ha estado marcada por una competencia feroz durante cuatro años por la sucesión de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia.
Ebrard, quien fue secretario de Relaciones Exteriores durante los primeros cinco años del sexenio, estaba convencido de que el presidente lo apoyaría en agradecimiento por reconocer su triunfo en la encuesta del PRD para la candidatura presidencial de 2012 y por su gestión en la Cancillería, donde enfrentó crisis como la migración, la pandemia de covid-19 y el desabasto de gasolina.
Sin embargo, López Obrador envió señales que presentaban a Sheinbaum como su sucesora natural. Tras el derrumbe de la Línea 12 del Metro en mayo de 2021, el conflicto entre Ebrard y Sheinbaum, y entre sus seguidores, se intensificó con ataques públicos y campañas en redes sociales.
En junio de 2023, bajo instrucciones de López Obrador, Ebrard, Sheinbaum y otros cuatro aspirantes a la candidatura presidencial de Morena iniciaron formalmente sus precampañas. Firmaron un convenio comprometiéndose a reconocer los resultados a cambio de cargos relevantes en el siguiente sexenio.
La precampaña estuvo marcada por acusaciones de actos anticipados de campaña, tanto de la oposición como de ciudadanos. A medida que avanzaba el proceso, las encuestas favorecían claramente a Sheinbaum, y Ebrard comenzó a quejarse de la inequidad de la contienda, señalando que los gobernadores de Morena y la Secretaría de Bienestar apoyaban a Sheinbaum.
El 6 de septiembre de 2023, tras conocerse el triunfo de Sheinbaum en la encuesta interna, Ebrard desconoció los resultados y denunció irregularidades. Posteriormente, se reunió con sus simpatizantes, prometiendo dar batalla para estar en las boletas el 2 de junio siguiente.
Durante este tiempo, Ebrard continuó su gira y formó un grupo disidente dentro de Morena. Finalmente, en noviembre de 2023, llegó a un “entendimiento” con Sheinbaum, aceptando su derrota a cambio de lugares para su grupo en las comisiones electorales y de encuestas de Morena.
A pesar de integrarse formalmente a la campaña presidencial de Sheinbaum como coordinador de la comunidad mexicana en el exterior, Ebrard no asumió un papel activo en su promoción. En cambio, participó plenamente en la campaña de Clara Brugada Molina para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
El nombramiento de Ebrard en la SE, junto con la invitación a los legisladores de Morena para designar a Monreal como coordinador parlamentario del partido en la Cámara de Diputados, cumplió con los compromisos iniciales de la contienda interna del partido.
Con su nuevo cargo, Ebrard mantiene una posición destacada en el poder, marcando una nueva etapa en su carrera, que comenzó en el PRI hace cuatro décadas. A lo largo de su trayectoria, Ebrard ha demostrado ser un hábil negociador, ganando elecciones solo una vez, en 2005, con el apoyo de López Obrador.
Fuente: Proceso
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